Envejecer en Providencia y Las Condes...

El lunes fui a buscar a mi amado a su trabajo (como tantas otras veces que lo he hecho) y mientras caminaba por Tobalaba hacia el interior, iba observando a los habitantes que andaban por los alrededores. Y entre las veredas llenas de árboles y los edificios habitaciones iban apareciendo los ancianos que viven por esos sectores, ancianos que siempre han llamado mi atención porque siempre andan en sillas de ruedas, con sus respectivas enfermeras trasnportandolos para todos lados.
Cuando se repara en esto, uno puede pensar que a lo mejor se tarta de un par de viejitos con los que siempre me topo, pero la otra vez ví a cinco abuelos con sus enfermeras, todos sentados conversando y echando la talla... y la verdad es que esto me llama la atencion simplemente porque me he fijado que algunos de los abuelos no son tan abuelos, o que claramente no todos son invalidos o no pueden caminar o se ven muy enfermos, sino que se ven super lucidos y muy animosos. Y es que tambien automaticamete pensé en mi Tata. Él tiene 88 años y tiene muy poquita fuerza para caminar, le cuesta hacerlo pero se esfuerza, y como no vive en el barrio alto, así que no tiene enfermera que lo pasee en silla de ruedas, entonces se cansa y no llega muy lejos que digamos. También pensén todos los otros abuelos, la otra realidad que pasa de providencia para abajo, lo abuelos que mueren en las calles, los que pueden tener 90 y tantos, artrosis y osteoporosis (como una tía) y aún se hacen sus cosas, con esfuerzo y harto sacrificio, o en esos abuelos que siempre andan muy animosos y hacen millones de cosas y la pasan bien y disfrutan de su ancianidad... y por otro lado veia estos viejitos que salen a pasear en silla de ruedas, con sus enfermeras, y veia tanta diferencia, maneras tan distintas de vivir la ancianidad, y encontre tan injusto eso, sobre todo para los que no tienen nada...
Yo creo que mi ancianidad (si llego a ella) prefiero vivirla activamente, y aprovecharla al maximo, y no quedarme en una silla...

Au Revoir